En el siglo VIII la península Ibérica es invadida por los árabes formando Al-Andalus.
Para controlar los límites de sus conquistas crean tres marcas o fronteras
amplias que dividen la península de acuerdo a su orografía; La Marca Inferior
cuya capital fue Mérida y Badajoz en tiempos de los Reinos de Taifas; la Marca
Media con capital en Toledo y posteriormente Medinaceli; y la Marca Superior
con capital en Zaragoza.
Durante el siglo IX en la Marca
Media, Guadalajara (Madinat-al-Faray) junto al río Wad-al-Hayara (Henares) de
quien tomo su nombre actual, era la capital de este distrito que abarcaba desde
el valle del río Manzanares al río Jalón junto a Medinaceli. Esta parte fronteriza
estuvo sometida desde el comienzo de su ocupación (siglo VIII) hasta su
reconquista (siglo XI) a frecuentes incursiones de los ejércitos cristianos
para desgastar, hacer pillaje o desmoralizar al enemigo musulmán. Este motivo, obligó
a que en los siglos IX y X para reforzarla construyeran una línea de
fortificaciones y se crearan importantes castillos sobre el valle del Henares,
tales como Jadraque, Atienza, Hita, o Sigüenza.
Como refuerzo de los castillos los
árabes construyeron innumerables atalayas o torres que con escasas guarniciones
militares permitían vigilar amplios territorios, caminos o paso de puentes y
establecer comunicación con otras próximas. Para controlar las incursiones
cristianas por el valle del Bornoba y sus alrededores se comenzó a levantar
varias construcciones de este tipo: en el paraje de los picos (Membrillera), en
las estrecheces del Congosto o junto al despoblado de “Castilpelayo “.
En el término Membrillera se levantó una atalaya
circular con sillares al estilo califal (siglo X) conocida como “casilla de los
moros “. Esta atalaya formaba parte de
la línea defensiva del Común de Atienza en los primeros años de su formación y
tiene enlace visual directo con “La torre del Congosto” (La Toba) y el Castillo
de Jadraque (o de Castejón según el Cantar de Mio Cid).
Está construida con fuerte
mampuesto en opus spicatum o sardinel, es decir, con tendencia a colocar la
piedra inclinada, una banda hacia un lado y la inferior al lado opuesto. Podría haber tenido dos o tres pisos y la terraza para las ahumadas. La puerta se situaba en el segundo piso y en el interior hay un pozo de 3 metros y
medio de profundidad, probablemente destinado como aljibe para almacenar agua o tal vez alimentos.
Tras la reconquista de estos
parajes, en 1434 Juan II de Castilla donó como dote todo el término del Castillo
de Jadraque a Gómez Carrillo de Acuña por su boda con María de Castilla y
Salazar.
Alonso Carrillo de Acuña heredó
el señorío y el Castillo de Jadraque, quien lo intercambió en 1469 por el
castillo de Maqueda con el cardenal Pedro Gonzalez de Mendoza, pasando así a
los Duques del Infantado hasta el siglo XIX.
Fuentes bibliográficas:
- “La Marca Media de Al-Andalus en tierras de Guadalajara” en la Revista Wad-al-Hayara, nº 12 (1985), pp. 9-26 D. Antonio Herrera Casado
- “Guía de Campo de los Castillos de Guadalajara” D. Antonio Herrera Casado
- “Atalayas del Bornova” D. José Andrés Riofrío
- "Asociación Española Amigos de los Castillos"
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